La Convención sobre los Derechos del Niño fue aprobada el 20 de noviembre de 1989 por Naciones Unidas y busca promover en el mundo los derechos de los niños y niñas, cambiando definitivamente la concepción de la infancia. Chile ratificó este convenio internacional el 14 de agosto de 1990, el que se rige por cuatro principios fundamentales: la no discriminamación, el interés superior del niño, su supervivencia, desarrollo y protección, así como su participación en decisiones que les afecten
Con esto niños y niñas tienen derecho a:
A la identidad y la familia:
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La vida, el desarrollo, la participación y la protección.
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Tener un nombre y una nacionalidad.
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Saber quiénes son sus papás y a no ser separados de ellos.
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Que el Estado garantice a sus padres la posibilidad de cumplir con sus deberes y derechos.
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Crecer sanos física, mental y espiritualmente.
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Que se respete su vida privada.
A expresarse libremente y el acceso a la información:
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Tener su propia cultura, idioma y religión.
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Pedir y difundir la información necesaria que promueva su bienestar y desarrollo como personas.
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Que sus intereses sean lo primero a tener en cuenta en cada tema que les afecte, tanto en la escuela, como en los hospitales, ante los jueces, diputados, senadores u otras autoridades.
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Expresarse libremente, a ser escuchados y a que su opinión sea tomada en cuenta.
A la protección contra el abuso y la discriminación:
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No ser discriminados por el solo hecho de ser diferentes a los demás.
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Tener a quien recurrir en caso de que los maltraten o les hagan daño.
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Que no se les obligue a realizar trabajos peligrosos ni actividades que afecten o entorpezcan su salud, educación y desarrollo.
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Que nadie haga con su cuerpo cosas que no quieren.
A la educación:
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Aprender todo aquello que desarrolle al máximo su personalidad y capacidades intelectuales, físicas y sociales.
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Recibir educación. La enseñanza primaria debería ser gratuita y obligatoria para todos los niños. Todos los niños deberían tener acceso a la enseñanza secundaria.
A una vida segura y sana:
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Tener una vida digna y plena, más aún si se tiene una discapacidad física o mental.
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Descansar, jugar y practicar deportes.
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Vivir en un medio ambiente sano y limpio y a disfrutar del contacto con la naturaleza.
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Participar activamente en la vida cultural de su comunidad, a través de la música, la pintura, el teatro, el cine o cualquier medio de expresión.
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Reunirse con amigos para pensar proyectos juntos o intercambiar ideas.
Los niños impedidos a la atención especial:
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Los niños impedidos tienen derecho a los servicios de rehabilitación, y a la educación y capacitación que los ayuden a disfrutar de una vida plena y decorosa.
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El derecho de un trato especial en caso de privación de la libertad